AQUELLA ITALIA EN EL EXILIO QUE MIRA HACIA ADELANTE

Los descendientes de nuestros emigrados quieren ayudar a construir una nueva patria.


A veces alejarse del propio país ayuda a entenderlo mejor. Por ejemplo se puede descubrir que existe otra Italia, mucho más grande de aquella que estamos habituados a pensar, encerrada en sus fronteras. Una Italia sin fronteras, muy diversa de cómo nos imaginamos los italianos. Una Italia hecha de hijos y nietos de inmigrantes que en el esfuerzo de integrase en países difíciles han perdido la familiaridad con nuestra lengua, pero se descubren, en la tercera o cuarta generación, enamorados de sus raíces, curiosos de una lengua olvidada pero presente en alguna parte de la memoria enterrada, pronta a crear nuevos vínculos con el pasado.

Escuchando e interrogando se descubre así una ramificación de nuestro país que no conocemos, una Italia que en la imaginación se asocia aun frecuentemente con las varias Little Italia (Pequeña Italia) que aparecen en las fotos amarillentas: barrios populares de grandes ciudades extranjeras, negocitos de nombres dialectales, pinturas de cristos y vírgenes locales junto al retrato ceñudo de Mussolini. Es cierto que aun hay huellas de aquella Italia pobre e ignorante de la vieja inmigración, pero en el recambio generacional las cosas se han modificado al punto de ser irreconocibles. Este pueblo en exilio, ahora que se ha integrado profundamente, ahora que ha hecho carrera en los países de elección, se siente libre de mirarse hacia atrás, de descubrir las maravillas de una historia antigua y llena de sorpresas, de pertenecer a una cultura que ha condicionado el mundo con sus ideas, sus descubrimientos, sus trabajos mentales, su temeraria imaginación.

Es un pueblo que no lee nuestros diarios, no ve (podemos decir por suerte?) nuestra televisión, se nutre a través de la Web, se reconoce en las películas, en las canciones y en los libros italianos que circulan por vías no institucionales. La nueva identidad tiene algunos riesgos para el equilibrio psíquico, pero los jóvenes está listos a corres este riegos porque vale la pena. No es que se sean menos americanos o menos brasileros o menos argentinos, pero son intentos de construir un tejido conectivo que en mundo globalizado tiene alguna razón de ser.

Pero cuidado con pensar que se trata de un rico vivero en el cual ir a pescar votos. Sería un error vulgarísimo y contraproducente. Esta Italia que esta buscando mentalmente la casa, que es curiosa y abierta, seria y dispuesta a poner en discusión muchas seguridades, tiene formas nuevas, inesperadas e imprevisibles. De todos modos se trata de personas que no están interesadas en la Italia del campanario, aun menos en un parlamento asfixiado y pendenciero, pero buscan una Italia nueva, toda por construir, también con su participación. Una Italia que se reconoce en la memoria consiente de su creativo y fértil pasado y aun desea sobresalir, pero en el plano de las ideas y de los descubrimientos, como ha sucedido en tantos momentos felices de nuestra historia.
Maraini Dacia

Publicado en el Corriere della Sera - Pagina 39 (28 de Julio de 2009)

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Cómo era Villa Regina en 1928? Un periodista viajero nos lo cuenta.

FRANCISCA ROSA BONELLI - El rol de la mujer italiana en Villa Regina (1)

Villa Regina (Río Negro) - "En 1935 Luis Perazzoli ya tenía espaldera en la chacra"